viernes, 14 de agosto de 2015

Mi Tristeza y yo

Los que me conocéis sabéis que desde mayo estoy, principalmente, triste. La vida, esa que es tan chula como dice esa marca de ropa catalana, me ha dado, nos ha dado a toda mi familia, la hostia más cruel e inhumana que se puede dar.

Los que me (nos) conocéis sabéis que desde mayo todos estamos luchando contra el impulso de hundirnos en nuestra pena y tratando de seguir con la alegría que los más pequeños de la casa nos contagian y necesitan. No hay otra forma. 

Los que me conocéis sabéis que fui a ver la película Inside Out y sabéis que me encantó. Ya, sé que hay auténticos detractores de la misma, pero a mí me gustó, mucho. ¿Por qué? Pues no sé, por lo que suelen gustar algunas cosas, porque te gustan y ya está. 

Me enamoré sobre todo de Tristeza, esa gordita azul con las piernas y los brazos muy cortitos. Como los siento yo cuando estoy triste, cuando todo queda lejos y me cuesta mucho caminar porque todas las calles son cuesta arriba y hacen esquina con la pena; cuando mis brazos no alcanzan esas pequeñas cosas que me hacen sonreír o reír a carcajadas como una arrabalera. Y, cómo no, me enamoré de esa cara redonda y preciosa. Y con gafas. 

A los pocos días de ver la película alguien que me quiere con locura me regaló dos muñecas: una era, mi gorda, Tristeza. La otra era su compañera Alegría, delgada y con las piernas y los brazos largos, como me siento yo cuando estoy alegre, capaz de caminar todo lo que haga falta sin cansarme porque todas las calles son cuesta abajo y suena música, cuando mis brazos alcanzan sin esfuerzo esas mismas cosas pequeñas. 

Con la excusa (perfecta) de compartir un arroz frente al Mediterráneo con mis amigos Raquel, Mamen y Manu, planeé una escapada a mi ciudad favorita, Barcelona. Dos días con sus dos noches.

Y decidí que uno de ellos lo dedicaría a enseñarle la ciudad (un poco, porque hacía un calor húmedo que ni en Manaos) a mi amiga inseparable desde mayo, a mi pena, a mi Tristeza: "me llevo a la gordita". Al principio no le entusiasmó la idea...



Pero entre su amiga y yo la convencimos, bueno, o nos pusimos tan pesadas que no quiso discutir más.



Dedidido: Tristeza se viene conmigo a Barcelona y Alegría se queda en casa cuidando de mis chicos.

Como ademas tengo el ánimo tan cursi que haría vomitar a Los Happiness...




... decidí que haríamos un Amelie: le haría fotos en sitios de Barcelona y las colgaría en las redes sociales. Honestamente, lo único que pretendía con ello es arrancar una sonrisa a mi hermana Sonia,  a todos mis hermanos, a toda mi familia. No había más intención que esa.

Pero como a algunos de mis amigos (reales y virtuales) les ha hecho gracia el reportaje (a otros, bastantes, no y me han dejado de seguir en Twitter) he decidido recopilar todas las fotos en esta entrada que, en realidad, no pretende ser una entrada sino un álbum de fotos. Las 2 primeras fotos las colgué en Twitter y Facebook, las demás están casi todas en Instagram.

Here we go!











































Una foto publicada por Clara Grima (@claragrima) el

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Explico un poco la anterior:  Schilling es un bar maravilloso donde Alberto y yo solíamos ir a tomar café y a leer. Ahora han puesto uno de esa cadena justo al lado.


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Pues sí, este restaurante vegano, Juicy Jones, es uno de mis favoritos del Raval y está justo al lado de la residencia de investigadores del CSIC :)



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Esta foto está hecha junto al Fossar de Les Moreres donde yacen muchos caídos en la guerra contra Felipe V.

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Y ya está. Bueno, no, falta una en la que aparece el nombre de la persona por la que, principalmente, he estado haciendo el tonto por Barcelona con la ilusión de arrancarle una sonrisa :)


Gracias a todos los que nos habéis acompañado a mi tristeza y a mí en este viaje, a los que nos acompañáis siempre en cualquier viaje.