domingo, 3 de julio de 2011

Math Working (Matemáticos por el mundo)


¿Quién se pregunta alguna vez para qué sirve el Quijote? ¿Para qué es necesario Harry Potter? ¿Cuándo van a usar un poema de Lorca?

¿Qué cambiaría si sólo nos enseñasen gramática y ortografía? Si nadie nos hubiese leído un cuento, recitado un poema. Si nunca hubiésemos leído una novela, un apasionante libro de viajes, una interesante biografía...

¿Cuántas campañas institucionales se han diseñado para inculcar o reforzar el hábito de leer? ¿Cuánto se nos ha informado y aconsejado a las familias para que leamos e invitemos a leer a nuestros hijos? ¿Cuántos eventos alrededor de los libros se celebran?

A lo mejor no los suficientes, está claro.

Pero ahora, repítamos esas mismas preguntas que encabezan esta entrada cambiando la lectura por el conocimiento y entendimiento de  las ciencias, en general, y por las matemáticas en particular.

No trato de comparar, porque sería absurdo, creo, la literatura con la ciencia; ni mucho menos, propiciar el debate, tan manido como innecesario, de letras contra ciencias. No. Soy matemática, eso sí es cierto, pero encuentro un placer irremplazable en embeberme en una novela, un libro de viaje o una buena biografía.

Se trata simplemente de una pequeña reflexión sobre la necesidad de inculcar en la población la necesidad de conocer unos mínimos sobre matemáticas y hacerlo, como se hace con la gramática, “recitando” la belleza de las formas geométricas, declinando un desafío a la lógica, dramatizando lo intrincado de un puzzle, deslizándonos por una escalera de Escher sin saber si sube o si baja...

Ya se ha acuñado y usado el término anumerismo, para designar a este mal que cada vez se hace más evidente, toda vez que Google nos desaloja espacio en el disco duro cerebral para recordar cosas como la lista de los reyes godos, los afluentes del Misisipi o la capital del Reino de  Lesoto.

Evidentemente estoy a favor de atesorar una cultura general que abarque temas como la literatura, geografía, historia, filosofía...Es necesaria, entiendo, para nuestro crecimiento como personas, nos enriquece y nos ayuda a entender y ser tolerantes con el comportamiento de otras culturas y/o civilizaciones, o incluso con la nuestra en otros siglos pasados. 


Pero no estaría de mal tampoco entender la naturaleza que nos rodea, la que llevamos dentro, la tecnología que empapa nuestras vidas, los intereses que nos cobra el banco y el ahorro real de una oferta en el supermercado.

Me atrevería a decir que nos afecta tanto a nuestro 'modus vivendi' las tradiciones culturales o el clima como el acceso a la información y las nuevas tecnologías, por ejemplo.

¿A qué se debe entonces, por ejemplo, el anumerismo? ¿A qué sólo nos enseñaron en el colegio aritmética? No lo sé, pero no es una opción desdeñable, desde mi punto de vista.

Afortunadamente, en la actualidad hay un movimiento, o al menos así lo percibimos algunos, que intenta dar tratamiento, en la medida de sus posibilidades, a este “mal”. Profesionales o no de la divulgación científica que intentan inculcar la belleza del conocimiento científico en general, y el matemático en particular. No estaría mal tampoco una campaña por parte de alguna administración pública con lemas como, no sé, “Resuelve un sudoku con tu hijo” ¿no?

Hoy quiero hablar, un poco, sobre el trabajo que, dentro de este movimiento, desarrolla George Hart, hasta hace muy poco profesor en la Universidad de Stony Brook  y en la actualidad, director de contenidos del MOMath que, aunque ya tiene una actividad frenética de columnascharlas y eventos, no abrirá sus puertas al público hasta el otoño de 2012.

Conocí a George Hart en un almuerzo con un colega común en Stony Brook en Abril de 2008. Casi no probó bocado. Traía los bolsillos de su pantalón y el de su camisa, repleto de puzzles diseñados y fabricados por él. Casi no comimos ninguno, todos queríamos desmontar y montar aquellos cubos formados de 3, 4 o 6 piezas indistinguibles entre sí. Nos invitó a su despacho y fue una experiencia inolvidable.







Recuerdo que pensé que aquella oficina pequeña y oscura, había sido uno de los museos que más había disfrutado jamás.  No sabía que aún nos invitaría a tomar el postre aquella noche en su casa, no esperaba entrar en el templo del culto a las formas geométricas. Con vino italiano y deliciosas tartas de una pastelería local, siete doctores en matemáticas, sentados en el suelo, rodeados de puzzles de George, pasamos una velada inolvidable, jugando con matemáticas.



En Octubre de ese mismo año, el profesor Hart nos devolvió la visita a Sevilla, a nuestro Departamento y aparte de impartir dos conferencias, a distinto nivel (una para investigadores y otra para todos los públicos), supervisó y dirigió la construcción de una escultura  con CD's que habíamos reciclado entre nuestros estudiantes de la ETSII.

Hace unas semanas, en nuestra última visita a New York, tuve la ocasión de volver a encontrarme con este niño grande que juega, con los ojos brillantes, a hacer Matemáticas. 

La cita era en Madison Square Park, a partir de las 11, en una especie de festival infantil que se celebraba allí.


Yo bajaba ilusionada por la 5ª avenida, disfrutando de una ciudad que me encanta y ansiosa por jugar con los juguetes de Hart.






Y me lo encontré, naturalmente, jugando:











Y es que jugando y tocando las Matemáticas, les vamos acercando a ellas, como los primeros cuentos nos acercan al placer de la literatura, o como Willy Fog (versión animada  de  Phileas, el personaje de Verne) nos invitó a mirar el globo terrestre y estudiar geografía para poder ir comprobando, con cierta angustia eso sí, si le daba tiempo o no, o como Marco nos señaló en el mapa los Apeninos y los Andes…









Es tan tierno y divertido ver jugar a George con los niños, ver las caras de los “trabajadores”…






Niños y Matemáticas, genialidad y lógica.







Los niños disfrutaban atornillando acróbatas entres sí



Algunas niñas no podían dejar de sonreír


Y finalmente, los acróbatas, en manos expertas, rodaron por el césped de Madison Square Park






Por la tarde, había que preparar, cerca de Washington Square, el Math Midway para el domingo.


¡¡Manos a la obra!! Math working!


¡Oh!, parece que hay que cambiar las gomas a la bicicleta de ruedas cuadradas…



Oye y ya que estaba por allí, ¿puedo ayudar?



Pero qué sucio quedó esto después de la última Math Midway... y el arquitecto que ayuda a Hart con sus diseños se tira al suelo a fregar.




Y tras muchas horas de trabajo consiguen montar el Midway, con la supervisión hasta el último minuto de George, que no es que cuide sus ‘juguetes’, él los mima, los acaricia…

Ahora hay qué decidir dónde quedamos mañana en la Math Midway del Momath.


¿En la esquina de Euler?




¿En el puerto de Pitágoras?




Lástima, el juego de palabras de las caídas parabólicas y las cataratas no me sale en español.




¿En el campo infinito?




¿O, simplemente, en un punto aleatorio?




Y al día siguiente…

¿Conseguiremos teselar el panel blanco?







¿Sabes topología para desatar a tu mascota?




Si sabes tirar de una cuerda, ¡no tienes que hacer dieta!




Con una mano no se tapa la Luna, no, pero, ¿con 5 círculos?





Voy a probar la máquina de funciones, a ver…




Vaya, alguien le pidió alguna muy difícil y se rompió.

A George se le ve cansado, extenuado, pero sigue, y sigue jugando y explicando a los niños





Mucho trabajo, muchas Matemáticas para que los niños, y algunos no tan niños, disfruten






Y todo esto con el MoMath aún sin abrir, porque el Museo no abre sus puertas hasta el Otoño de 2012. Eso sí, George y el resto de sus compañeros, trabajan duro ideando, diseñando los ‘juguetes’ que podremos disfrutar en él.


Y yo pienso, por Gauss, ¡yo quiero trabajar para el MoMath con Manhattan por la ventana!



En fin, no me puedo quejar que mi trabajo también me encanta y Sevilla, tampoco está mal, oye.

Termino agradeciendo a George haberme dejado ‘jugar’ con él una vez más.



Thank you, George, I’m looking forward to see you soon.

P.S. Tengo que confesar que yo no estuve ayudando hasta el final, ¿eh?, que me escapé a Washingtong Square un ratito a escuchar a los cantantes espontáneos






7 comentarios:

  1. Que bueno todo, especialmente lo de las ruedas cuadradas en cuanto tenga un hueco, me hago una bicicleta de esas, voy a causar sensación en el barrio.
    Saludos.

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  2. Es fantástico!! Y sin embargo se enseñan tan mal tantas veces. No hay cosa que me de más pena que profesores de secundaria que convierten las matemáticas en una taxonomía de problemas inconexos (castillos de fracciones, picos y patas, etc.). Luego se ponen muy dignos, califican muy bajo (con altas tasas de suspensos) y se van a casa tan satisfechos. Habría que hacer una campaña o algo :-(

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  3. Coincido al 100% con lo que dice Joaquín (menuda novedad!) y por tanto me parece fundamental la existencia de entradas como esta.

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  4. La vida son Matemáticas y Física, pero también literatura. Un buen matemático explicando las matemáticas al nivel literario de un catedrático de literatura, lograría metas impensables, e inimaginables.

    Por desgracia es una utopia.

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  5. No puedo estar más de acuerdo contigo. Hay que enseñar todas las artes en su conjunto, también las matemáticas. Ciencia, conocimiento, asignatura... El problema radica en intentar clasificarla, al igual que el resto del saber que se imparte en nuestros colegios. Se enseña con rigidez, impartiéndolo todo de forma que los cerebros han de entrar por un agujero y salir por el otro, sumándole la dificultad de que, con cada gobierno, el recorrido por el que se enhebra ese conocimiento cambia. Leer está bien, escribir también, la lógica matemática es imprescindible, la historia nos acaba colocando en nuestro sitio, el deporte impide que nos anquilosemos... Es difícil combinar todas estas materias para que a un niño no le espante el ir al colegio. Pero no hacerlo desde el lado divertido es lo que, verdaderamente, acaba espantando. ¡Ojalá yo existiera un George para cada niño!
    Gracias por la entrada, Clara. :*

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  6. ¡Genial post! me transmitiste tu alegría al jugar con todas esos creativos juguetes matemáticos, lástima que rompieras la máquina de funciones, pero bien por subirte a la bici más cuadrada :D

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  7. Me encantó el asunto de las bicicletas con ruedas cuadradas. Desde que apareció la foto del cambio de gomas, no veía el momento en que apareciese una foto de la bicicleta en cuestión... ¡y apareció un vídeo!
    Me encantó.

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