sábado, 6 de junio de 2015

Feliz 50 aniversario, papá y mamá

Hoy 6 de junio  de 2015 se cumplen 50 años de la boda de mis padres. No puedo poner ninguna foto del acontecimiento porque no hubo fotos. Ni vestido blanco. Mi madre se casó, según me cuenta, con un vestido de punto de color burdeos. Fue una boda casi clandestina, una boda triste y casi a escondidas. Mi madre estaba ya embarazada cuando se casó con mi padre y aquello fue un escándolo en el poblado de Alfonso XIII  en el que vivían. Mi madre tenía 17 años, mi padre 18. Mis abuelos maternos ni siquiera fueron a la boda, era una deshonra. Algunas amigas de mi madre dejaron de serlo supongo que por miedo al contagio. Pobres. Si se hubiesen contagiado del embarazo de mi madre a lo mejor hubiesen dado a luz a alguien parecido a mi hermana Maribel, una de las personas más generosa, sensible, trabajadora y alegre que conozco.

La vida de mis padres no fue fácil nunca, mucho menos en los primeros años de matrimonio. Mi madre traía a su espalda, además, una infancia de hambre y pobreza casi absoluta, nunca fue al colegio y empezó a trabajar en una pescadería con 8 años. Pero, a pesar de todas las dificultades, mis padres siguieron luchando, a veces hasta límites inhumanos por su familia. Después de Maribel, llegamos (por orden cronológico) Salvador, yo, Sonia, David y Rocío. Mi padre trabajó casi siempre como mecánico, le llamaban el pringue, pueden imaginar por qué. Mi madre como limpiadora doméstica. Fue con el trabajo de ambos como sacaron adelante a su familia que, por cierto, incluía también a mis abuelos maternos. Sí, los que no fueron a la boda. 

Septiembre de 1976, cumpleaños de Sonia.


Aparte del sustento económico para alimentarnos, vestirnos y  proporcionarnos todo lo necesario para tener una  buena infancia, mis padres, sobre todo mi madre, tuvo siempre muy claro lo que no quería para nosotros: su vida. Insistió siempre, mucho, muchísimo en ocasiones, en que tuviésemos estudios para acceder a buenos trabajos. Y lo consiguió. Vaya si lo consiguió. Todo eso en un ambiente nada propicio, el barrio en el que vivíamos y que fue devastado por la heroína en los 80. Ahora mis padres tienen cuatro hijas profesoras (todas funcionarias), un empresario y un ingeniero. Nunca encontraremos las palabras suficientes para agradecerle lo pesada que se puso.

Agosto de 2002, primera remisión absoluta de la leucemia de mi padre. De izquierda a derecha: mi madre, Maribel, David, Rocío, Salvador, yo (con el gafotas en la tripa) y Sonia. Mi padre es el que está sentado en el suelo


Después empezaron a llegar nietos, a mansalva: Alberto, Juanma, Alejandro, Maribel, Jaime, Salvador, Ventura, Elio, Siriki, Álvaro, Pedro, Mandiara, David, Miguel y Noah. Ah, y estamos esperando a Mario que está a punto de nacer. 

Me reconfortaba (aunque a veces daba dolor de cabeza) cuando estábamos todos juntos. Cualquier reunión familiar era una auténtica locura, como se pueden imaginar. Pero me hacía feliz ver que mis padres, en el atardecer de su historia, habían conseguido una familia enorme, hermosa y en la que todos los miembros (incluidos cuñados y cuñadas) se querían y se apoyaban mutuamente. La vida había recompensado a esta pareja, Salvador y Trini, mis padres, por su entrega absoluta y su trabajo por su familia, siempre por su familia.

Y hemos pasado sustos muy gordos, no todo ha sido alegría. Yo misma tuve un grave accidente de tráfico en 1995 que casi me manda a criar malvas y hemos luchado (siempre con el apoyo del hospital Virgen del Rocío de Sevilla) contra las leucemias de mi padre y el linfoma de mi hermana pequeña. Todos juntos, como una piña. Tratando de estar siempre positivos, inyectándonos alegría unos a otros. Cuando alguno se venía abajo, otro le enchufaba su batería. Todo era casi perfecto. 


Mayo de 2006. Rocío, sentada en el centro, estaba recibiendo quimioterapia contra un linfoma.


Hoy 6 de junio de 2015 deberíamos celebrar sus bodas de oro. Y lo teníamos preparado: una cena familiar, solo mis padres y sus seis hijos con sus respectivas familias. Todos juntos. Pero no. La vida nos dio la hostia más grande que nos podía dar. Sin avisar. Con fuerza. Con mucha fuerza. Una de las piezas de este puzzle maravilloso, una de las pieza pequeñitas, Miguel, nos dejó el pasado día 20 de mayo y el resto de las piezas saltó por los aires.

Miguel


Nos hemos roto, como un jarrón que se ha caído al suelo. En estos momentos tan extremadamente duros, crueles y difíciles, intentamos entre todos volver a pegar los trozos. Y, gracias a la fuerza sobre todo de mi hermana Sonia pero también del resto de la familia, lo intentamos hacer con amor, por supuesto, y con alegría, la que podemos sacar, porque nos quedan muchos niños que sacar adelante y no queremos que se críen en la penumbra de la tristeza y la rabia que nos inunda. Intentamos con fuerza pegar los trozos, pero siempre nos faltará un trocito y siempre se notará el pegamento. Pero tenemos que hacerlo, por Miguel, recordando su bella sonrisa, por el resto de los niños y por mis padres.

No era esta la entrada que quería escribir hoy. No.

Pero quiero felicitar el aniversario a mis padres y darles las gracias por hacerme formar parte de una familia tan maravillosa y por todo lo que han hecho por mí, por todos nosotros.  Vuestra fuerza, vuestros sacrificios y, sobre todo, vuestro amor son la mejor herencia que nadie puede recibir.

Feliz aniversario, papá y mamá.

Os queremos. Os quiero.

  







15 comentarios:

  1. Un beso fuerte. Lo siento en el alma...

    Y enhorabuena por esa gran familia

    te recomiendo un libro, no os curará ni nada por el estilo pero acompaña mucho y lo sé por experiencia "El año del pensamiento mágico" de Joan Didion.

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  2. Muchas gracias, Ana, me lo apunto.

    Gracias de verdad.

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  3. Un beso desde Madrid. A veces la vida pega estos palos y la mejor manera de honrar a los que no están es ser todo lo felices que ellos nos querrían ver. Y tus padres pueden estar bien orgullosos de la hija matemática que tienen ^^

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  4. Una historia que pone la carne de gallina porque es un desparrame de AMOR

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  5. Un besazo, Clara. para ti y para toda tu familia.

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  6. No se que decir Clara. Mucha fuerza y ánimo. Como dice sam10rc, a ser felices que es lo que desea la gente que os quiere aunque no estén.

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  7. Jo Clara, no se puede decir nada mas que un abrazo enorme. Un beso, Teresa

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  8. Clara, me has emocionado y mucho, con la forma de homenajear a tu familia. Es cierto, no todo ha sido de dulce, pero la magia con que sacaron adelante a todos sus hijos, los hace ser ejemplo para ustedes, ese papá y esa mamá que han sido tan sabios, que han sabido repartir amor a diestra y siniestra, que multiplicaron los panes, que los educaron con su ejemplo, que supieron "repartir" entre todos lo que había para la familia, hará que seguramente puedan sobrellevar esa pena porque lo harán juntos y con mucho amor.

    Un beso desde Chile.
    "pilila1"

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  9. Clara,
    No tengo palabras, sólo quiero darte un abrazo muy fuerte. Ese trocito no está pero su recuerdo, todo el amor que habéis compartido, será el mejor pegamento.
    Clara, necesitamos tu sonrisa, esa sonrisa capaz de iluminarlo todo.
    Un besazo muy fuerte
    Laura

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  10. Querida Clara, creo que es la entrada más hermosa que te he leído desde que te descubrí en Matí y sus mateaventuras hace más de 2 años. Rezuma AMOR por todos lados. Como no me imaginaba el final, no sabia nada, conforme iba leyendo me iba identificando con la historia de lucha de unos padres de los años 50/60, cuando ha llegado el final me he quedado muda y con el corazón encogido, pero me ha bastado seguir leyendo las siguientes líneas para darme cuenta de la FUERZA de tu familia. Miguel estará siempre presente, con su sonrisa, en vuestra familia. Un gran abrazo

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  11. Un abrazo fuerte, Clara. Muy fuerte.
    Y disfruta de esa familia que tienes. Un ejemplo de piña, sacrificio y superación.

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  12. Gracias por escribir, Clara. Te queremos, y no son sólo palabras, tú lo sabes bien

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  13. Enhorabuena a todos y especialmente a esos padres maravillosos que dejaron día a día su aliento para conseguir unos hijos maravillosos. Me alegro de todo lo bueno que os ocurra.

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  14. Clara, no sé si te suena mi nombre, pero, por favor, dale un beso enorme a Sonia de mi parte. Otro para ti, me ha encantado el post.

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