jueves, 1 de septiembre de 2011

Credenciales


Ayer decidí bajar a la playa de las Cortinas, a través del garito Caños Piratas.

Un chico lleno de tatuajes y piercings con el torso descubierto barría la escalera.

―Buenos días, ¿puedo bajar por aquí hasta la playa?

―Claro, 'mujé', ¿'po' no 'va' a 'podé'?, chiquilla... Ahora, pero una cosa te voy a 'decí': ¡mira! ―se baja el pakistaní de rayas y me enseña su culo, intensamente bronceado (y turgente, por cierto) ―Nada de tonterías, ¿eh?, que se está convirtiendo esto en una playa normal con tanto 'bañadó'... coño...


―Tranquilo, confía en mí.


Le enseñé el mío.



2 comentarios:

  1. Ains, me haces recordar... ¡La de tiempo que hace que no voy a una playa nudista! Y la verdad, es una gozada, tanto tomar el sol así como viniste al mundo, como meterte en el agua y sentirte libre, como un pez, porque... ¿quién ha visto a los peces en bikini? :)

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  2. Que bueno, hace 30 años que solo voy a ese tipo de playas, pero nunca me vi en la necesidad de "sacar entrada".
    Podría contarte muchas anécdotas, pero por respeto a otras personas, no lo haré aquí.
    Me alegro de verte de nuevo, ya te echaba de menos en el mundo bloguero.
    Saludos.

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