Anoche estaba enfadada, sentía rabia e impotencia. Pero hoy... hoy estoy triste.
Amo los números, si me conocéis lo sabéis, pero amo más, mucho más a las personas. Detrás de esos números que aparecen hoy en las portadas de los diarios hay muchas, muchísimas personas.
No son 10000 millones de euros, son personas afectadas por esos recortes en Sanidad y Educación.
A pesar de que, como se suele decir, tengo la vida resuelta con un buen trabajo, no puedo olvidar que se lo debo, además de al empeño y el sacrificio de mis padres, a un sistema de Educación pública. Fui a un colegio público, de un barrio obrero, muy, muy obrero. Estudié en un instituto público, el de mi pueblo. Me licencié en la Universidad pública, gracias al sistema de becas del Ministerio. Me doctoré en la Universidad pública y realizo mi investigación en la Universidad pública, he aprendido de grandes investigadores gracias a la Universidad pública. Cuando alguien me dice que está aprendiendo matemáticas con Mati, está aprendiendo matemáticas gracias ese sistema de Educación pública...
Hoy me siento triste.
Sin el sistema de Educación pública, mi vida sería diferente, no sé si mejor o peor, posiblemente mucho peor, porque no soy hija de familia rica y no hubiera tenido mejores opciones. Pero dejando a un lado el tema de la Educación, que no voy a explicar cómo de importante es para un país porque me parece ridículo tener que explicar algo tan obvio, lo que más ha cambiado mi vida ha sido la Sanidad Pública. Porque independientemente del trabajo que realizara en estos días, no podría ser igual de feliz sin mi padre y mi hermana. Los dos siguen a mi lado gracias al sistema público de Sanidad. El uno porque lo salvaron, dos veces, de leucemia, la otra porque evitaron que un linfoma acabara su vida cuando tenía 22 años. No habríamos tenido forma de salvarlos sin el sistema de Sanidad Pública...
Hoy me siento triste.
Entiendo poco de números y posiblemente de personas. Pero aún entiendo menos de reyes, príncipes y seres superiores imaginarios que se preocupan de nosotros y de nuestra sexualidad. Debe ser que no soy muy lista, porque las cosas en este país van en sentido contrario... No me entero, no entiendo nada...
Hoy estoy triste, y me temo que no soy la única, pero ¿a quién coño le importa?