jueves, 5 de mayo de 2011

Where the Streets Have No Name

Me gusta viajar.

'¡Toma! ¿A quién no?' habrás pensado inmediatamente, ¿no? Viajar, aparte de servirnos de esparcimiento, nos hace más tolerantes y libres.  

He tenido, tengo la suerte de poder viajar a menudo. He tenido la oportunidad de disfrutar de paisajes urbanos que me han cautivado (Nueva York, Sidney, Galaxidi, Boston, Paris, Roma, Praga, Kuala Lumpur, Tokio, Barcelona, Bangkok,   Marrakech...) y de paisajes naturales que me han dejado con el 'stendhalazo' (como yo le llamo): Kakadu (Australia), Mahahual (México), Masca (Tenerife), Bali, Timanfaya (Lanzarote), Laguna Negra (Soria), Hakone (Japón), bosques canadienses, Pirineos, Sierra de Cazorla, Capadocia, Cová (México), Creta..., muchos, y Doñana.




La visita al parque nacional de Doñana es una de las más espectaculares que he hecho en mi vida, los distintos hábitats dentro del parque, hacen de ésta una visita que, sólo ella, merece cruzar la piel de toro para hacerla. De paso, por aquí tenemos un montón de cosas más que os podrían gustar.

Solo hay que 'googlear' un poco y encontraréis 'toneladas' de información sobre el parque y sus encantos.

Pues pegadita a este bello entorno que esconde y cobija a nuestro lince ibérico, compartiendo la  parte de su frontera que llega al mar, está la localidad de Matalascañas (del municipio onubense de Almonte).

El título de esta historia (además de ser el de una canción de U2) se refiere al hecho de que eso ocurre aquí, las calles no tienen nombre. Al principio, como matemática que soy, me parecía interesante tratar de adivinar dónde quedaba la parcela X, del sector Y, de la fase Z, que es como se dan las coordenadas de tu casa en este pueblo. Y no es fácil, porque lejos de parecerse a la ordenada estructura callejera del ensanche de la ciudad condal,  aquí da la sensación de que alguien dijo:

“Ustedes háganse el chalet donde les guste que ya si eso pasamos nosotros después haciendo las carreteras”

Y así fue, corazón. (No voy a entrar a analizar las construcciones de primera línea de playa y su legalidad dentro de la Ley de Costas, porque me temo que en eso esta playa no tiene, desgraciadamente, la exclusividad.)

Con lo cual, la  posterior numeración de las parcelas no tenía mucha opción de ser ordenada o, al menos, razonable. Era divertido, para mí, pero supongo que a los carteros, repartidores, etc. no les debe hacer tanta gracia...

Esto es, si queremos, anecdótico. Además, con los GPS, basta con que des tus coordenadas a tus amigos y llegan. Si tú quieres, claro, si no le das lo de parcela X, sector Y...

Lo que no es anecdótico es la dejadez del consistorio en el mantenimiento y conservación de esta localidad.

En la zona en la que mi familia tiene la casa, cerca del Gran Hotel del Coto, el sistema de recogida de basuras funciona como sigue:

         Temporada baja: No se recoge la basura porque no hay casi nadie habitando los inmuebles (supongo que esa es la causa, no lo sé)
         Temporada alta: No se recoge la basura porque el parque móvil destinado para ello o bien no da abasto o bien no puede acceder a determinados contenedores debido, principalmente, a coches aparcados en zonas en las que no está prohibido aparcar.

Para solucionar este problema, (supongo, siempre supongo) con no pocas molestias para los vecinos de la zona, puesto que ninguna obra se acomete con horario continuo o uniforme, instalaron estos contenedores.




Por lo que se acumula en verano alrededor de ellos, se puede inferir que: o no los vacían con la frecuencia que sería deseable para la salud pública, o bien tienen capacidad para una población como la de Cicely, y no para una playa de las  dimensiones  de ésta.


Más cositas de Matalascañas. Hoy he bajado yo a la playa con mis hijos, nos hemos bañado en el mar... no hay duchas, sólo en verano. Pero los impuestos se pagan todo el año, eso sí. Ni duchas, ni grifos para enjuagarte los pies. Ahora. En verano, hay una ducha cada 100 metros, aproximadamente, y lavado de pies, en una ducha sí y otra no. ¡Que no falte de 'ná'!

En esta zona, además, no sé en otras, hablo de lo que conozco, hay metros y metros de playa sin un baño público (WC), de socorristas ni hablamos. Tan sólo en los chiringuitos hay baños y para sus clientes, claro. Por esta razón, y como ya dijo mi admirado Aute, es más fácil encontrar rosas en el mar. Bueno, por aquí le llamamos claveles...

¿Barreras arquitectónicas? Anda ya, mujer, mira que cósa más adaptada... ay, que me emociono y todo...
Sin barandillas ni nada, se ve que no cuentan con que puedan venir niños pequeños y tal...


De ordenación del tráfico, limpieza de las calles y del paseo marítimo...os dejo unas fotos, por lo de las mil palabras...











Eso sí, nos regalan bellezas de extremado y refinado gusto como éstas










Ahora viene la gran pregunta, ¿para qué esta entrada?

Pues por lo del pataleo, porque la mayoría de los que pagan impuestos en este municipio por casas en la playa de Matalascañas el día 22 dejarán sus papeletas en las urnas de otros municipios.

¿Qué por qué sigo viniendo? Principalmente porque mi familia tiene una casa maravillosa llena de recuerdos en la que nos reunimos con asiduidad, porque para playas, cerca de Sevilla, en Cádiz y en Huelva hay muchas playas mejores que ésta.




Así que no encuentro ningún motivo para que os acerquéis por aquí, más que por visitar el parque nacional de Doñana o comer una paella de mi madre, que le salen buenísimas. Eso sí, para esto último, venid de pocos en pocos, que la paella no es tan grande.





2 comentarios:

  1. El día que nos veamos, recuérdame que te cuente el chiste de Matalascañas y Honolulú, anda. Al menos te ríes un rato ;-)

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  2. Las pocas veces que he veraneado por ahí me he sorprendido de lo que hablas. Hay calles que parecen sacadas de barrios marginales.
    Una pena, porque gente y ambiente tiene para rato :(

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